Antonio Benítez, el adiós de una leyenda

Fallece a los 79 años el mítico entrenador y jugador del Málaga

Las cosas del malaguismo. En la noche más terrorífica que se recuerda en La Rosaleda, la cosa puede ser aun peor. Antonio Fernández Benítez nos dejaba para superar en tristeza el 0-5 ante el Ibiza. Quizás el destino ayudó a que Benítez, un hombre de club donde los haya, hiciera un último servicio al Málaga ayudando a olvidar rápidamente el desastroso encuentro del equipo en la noche del 22 que ahora tendrá una doble efeméride negativa que recordar.

En silencio, sin hacer ruido, como siempre fue, nos ha dejado uno de los nombres propios del Málaga, de este y del extinto Club Deportivo. Antonio Benítez fue todo lo que se puede ser dentro de una entidad como el equipo blanquiazul y se ha convertido, por méritos propios, en una leyenda del malaguismo. Una pareja entrañable con su inseparable Ben Barek en los últimos años en los que parecía que no mandaba mucho pero que desde su sobriedad jugó un papel fundamental en el Málaga de los momentos complicados, de los años del descenso a los infiernos y en una especie de jefe en la sombra al que escuchar y obedecer.

Se marcha una leyenda del club costasoleño forjada a base de más de  200  partidos como jugador y más de casi cuatrocientos como entrenador entre el CD Málaga y el Málaga CF. Una cifra que le convierte en el entrenador con mayor número de partidos en el banquillo malaguista. Arraigado en el club ejerció en numerosos puestos casi siempre ligados a la cantera.

Los que lo vieron y disfrutaron con él en el césped coinciden en que era un jugador aguerrido, no exento de calidad, pero muy trabajador y con un esfuerzo máximo. Esa capacidad le sirvió para ganarse la simpatía de la afición y el sobrenombre de “el tigre”, un apodo que le puso otra leyenda del malaguismo, Sebastián H. Viberti. Como entrenador siempre supo sacar lo máximo de sus jugadores, en muchas ocasiones recambio de urgencias ante el fracaso o mala marcha del entrenador foráneo que llegaba con la vitola de “estrella” y que debía ser destituido a las primeras de cambio. Sus equipos, sin practicar un juego vistoso, lograban objetivos de ahí el siempre amor odio con la grada del técnico.

Se ha marchado una leyenda en un día muy triste. Saldrá el sol seguro, pero en el cielo del fútbol estará echando una mano un gran malaguista, D. Antonio Fernández Benítez.   

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