Rubén Castro se empapa del espíritu Unicaja y resucita al Málaga

Victoria contundente del equipo de Pellicer ante el Zaragoza (3-0), con un santo llamado Ramalho y Rubén Castro en su mejor versión como ‘killer’

Se estaban clavando ya algunos clavos en el ataúd y el epitafio del Málaga CF con el título ‘Primera RFEF’. El Racing pudo dejar a once puntos la permanencia ante el Villarreal B, pero perdió. Durante el partido, Giuliano Simeone casi sentencia al cuadro blanquiazul justo antes del descanso, pero apareció Ramalho. Los peros han jugado en esta jornada a favor del Málaga, que pasó por encima del Zaragoza en la segunda parte con un Rubén Castro magistral para colocarse a cinco puntos de la tan ansiada salvación.

Ante esta final frente a un más que posible rival directo, Pellicer cambió cosas que acabaron saliendo bien, como la entrada desde inicio de Fran Villalba, que sirvió en bandeja el primer gol a Rubén Castro; salió de titular Juande y Genaro acompañó a N’Diaye en el doble pivote. La primera parte, no obstante, fue dura de mascar, especialmente para un Málaga con escasa confianza en sus piernas.

El Málaga, por momentos, le prestó el dominio de la posesión del balón al Zaragoza, que se apoyaba mucho en Bebé por la banda izquierda, donde Delmás firmó su mejor trabajo desde su llegada a la Costa del Sol. De la mano de Lago Junior y por ese carril, los locales avisaban a Cristian Álvarez, aunque con poco peligro serio por la falta de conexión de Fran Sol con el balón. Aun así, el trabajo del delantero fue encomiable hasta que Escassi entró en su lugar ya con el 1-0 en el electrónico.

Un error de Genaro, no obstante, pudo decantar el choque al filo del descanso. Estaba firmando un gran partido y, posteriormente, siguió haciéndolo de notable alto, pero un pase atrás a Yáñez fue cazado por Giuliano Simeone y Ramalho apareció formidable para sacar el balón bajo los palos y cambiar el sino de un Málaga que, con ese 0-1 al descanso, podía claudicar definitivamente. Bendito Ramalho.

La segunda mitad fue bien distinta, en parte por el cambio principal de Pellicer: Rubén Castro, por un N’Diaye gafado en todos los sentidos. Y los más de 16.000 malaguistas congregados en La Rosaleda empezaron a sonreír desde el minuto 56 con el primer gol del máximo delantero español de todos los tiempos, superando a Quini con 285 dianas. La acción nació de un contragolpe llevado por Lago Junior, una buena pared de Delmás y su pase atrás para Villalba, que envió un caramelo al segundo palo que remató Castro.

Álex Gallar y Escassi entraron al campo. El Málaga cedió algunos metros en el campo en favor del Zaragoza, pero la sentencia subió al marcador, el 2-0, gracias a don Lago Junior, que recibió un pase en la frontal de Rubén Castro para armar un chut fenomenal a la cepa del poste de Cristian Álvarez. Finalmente, en el 82′ y tras asistencia de Gallar, Rubén Castro definió de manera fantástica con una vaselina para hacer el 3-0. Apareció el ‘crack’, La Rosaleda hizo la ola y cantó el himno de Unicaja por su milagro en la Copa… y el Málaga vuelve a respirar.

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