La LFP presiona a la AFE en el momento más crítico de Aganzo, que cada vez tiene menos apoyos
Las reuniones con los representantes de los distintos vestuarios del fútbol profesional estaban previstas para la semana próxima, pero los rumores que indicaban una propuesta de Aganzo por parte del sindicato a la LFP que incluía jugar partidos cada 48 horas y el aumento salarial ha obligado a dar explicaciones a sus afiliados a un acorralado David Aganzo, quien, de todos modos, sigue dando largas y dejando para los postres al fútbol más modesto, Tercera División y el femenino, con los que supuestamente se reunirá a lo largo de la semana próxima.
La información que va a ofrecer el sindicato a sus afiliados parece llegar ya tarde, toda vez que algunos clubes ya han llegado a acuerdos con sus plantillas sobre reducción de salarios. Unos acuerdos que dejarían a la luz el claro olvido de la AFE del verdadero motivo de su existencia la defensa de los trabajadores que habrían tenido de negociar estos acuerdos sin el apoyo del sindicato.
LaLiga achucha, la AFE calla
En todos los escenarios que la patronal, o sea la LFP, ha planteado a AFE los jugadores salen mal parados. Con los datos económicos que maneja Javier Tebas, en caso de no acabarse la temporada la Liga perdería algo menos de mil millones de euros, 957, y plantea que un 47% de esas pérdidas sean asumidas por los jugadores que dejarían de ganar 451 millones de euros.
En el segundo escenario, que se acabe la Liga, pero a puerta cerrada, las pérdidas ascenderían a 303,4 millones de euros y los jugadores deberían asumir el 47% de las mismas, y en el tercer escenario, en el caso de poder jugarse con público, seguiría habiendo pérdidas de entorno a 156 millones, de los que la LFP pretende que se hagan cargo de ellos en un 49%.
Aganzo no tiene mucha capacidad de negociación con Tebas, ya que en los últimos meses se ha acercado tanto a las posturas de la patronal y tiene tantas voces críticas dentro de la propia junta directiva que no parece ser la persona adecuada para una negociación complicada, con muchas aristas y de la que seguro los jugadores salen mal parados. Eso sin tener en cuenta a los equipos más modestos del fútbol español, de los que se lleva olvidando mucho tiempo.