Los fichajes de Unicaja, a examen: ¿han sido un fracaso?

Análisis de los seis jugadores que ha incorporado el club esta temporada

No es ninguna novedad decir que la temporada de Unicaja está siendo la peor en mucho tiempo. Una plantilla que por momentos es capaz de brillar en las pistas de Madrid o Barcelona y luego encajar derrotas sonrojantes contra rivales directos o incluso inferiores. La anterior campaña salieron hasta siete jugadores, lo que ha obligado al club a reforzarse en el mercado de fichajes. Uno de los motivos que podrían justificar el fracaso este año es precisamente ese, el de los fichajes. Algunos de ellos presentaron unas expectativas que nunca se cumplieron, otros simplemente no dan la talla desde el principio. También la mala suerte se ha cebado con alguno. Analizamos uno por uno, en orden de llegada las incorporaciones de Unicaja de esta campaña 2021/2022.

Jonathan Barreiro: una complicada adaptación

El primer fichaje de la presente campaña fue un joven alero que apuntaba maneras desde su etapa como canterano del Real Madrid. Procedente de Casademont Zaragoza, Barreiro fue un fichaje estratégico de la directiva por dos principales motivos. El primero, otro español más que se sumaba a la plantilla y centrar el proyecto en una base sólida: jugadores nacionales y jóvenes. El segundo, ocupar la posición de un Carlos Suárez venido a menos, lógicamente, por su veteranía y hacer olvidar la figura de Adam Waczinsky. El gallego llegó como un perfil muy parecido al del capitán, un ‘3’ que poco a poco pasaría a convertirse en ‘4’. Desde el principio, en ninguna de las dos posiciones se mostró demasiado cómodo. En el exterior, poco acierto en el tiro si lo comparamos con otros aleros de la categoría. En las facetas de interior, acusaba la falta de un poco más de físico. Con Katsikaris su minutaje fue una auténtica montaña rusa. El griego fue capaz de hacerlo jugar en ocasiones más de 25 minutos, para otros partidos tan solo tenerlo en pista durante escasos 7 minutos. Un jugador aún con proyección y que parece que Navarro ha encontrado una mejor manera de sacarle provecho. Según ha apuntado en alguna ocasión el técnico actual, Barreiro debe superar la presión a la que está sometido y centrarse en mejorar en el rebote, pues el tiro ya lo tiene. En los últimos encuentros, Barreiro se ha mostrado más suelto y más comprometido en las labores defensivas, al igual que algo más acertado de cara a canasta. Promedia 6’1 puntos, 2’7 rebotes, 0’6 asistencias y 5’3 de valoración.

Micheal Eric: experiencia, irregularidad y mala fortuna

Tras a operación salida de la anterior campaña, Unicaja solo contaba en plantilla con dos pívots. Rubén Guerrero y Yannick Nzosa. Por el nivel de uno y la juventud del otro, era necesario reforzar el interior con un hombre más. Para ello la directiva trajo a Micheal Eric, un trotamundos experimentado y con el perfil adecuado. El nigeriano de 2’10 metros de altura y 33 años, llegó a Málaga con el objetivo de pasar una sola temporada en la que sería el ‘5’ más recurrente. Si se analizan sus partidos se le pueden apuntar defectos que tapan sus virtudes. Si bien es un pívot que en ataque siempre tiene el aro entre ceja y ceja, en defensa no ha demostrado ni la mitad de intensidad. De protagonizar mates amenazantes para los rivales a ser demasiado permisivo en algunas acciones donde su físico era requerido. De todos modos, se ganó el mérito de ser el pívot más competente de la plantilla por contar esta temporada con buenas actuaciones. La mala suerte se cebó con él. En enero, en pleno partido de Basketball Champions League ante Cluj-Napoca se llevó un golpe en una caída y sufrió la rotura del ligamento cruzado de su pierna derecha. Lesión que le deja fuera para el resto de la campaña y que puede significar que ya ha jugado su último partido como cajista. Sus estadísticas, 8’6 puntos, 5’7 rebotes, un tapón y 10’5 de valoración por partido.

Norris Cole: talento sin autogestión

El fichaje frustrado de Marco Spissu llevó a Unicaja a buscar a otro director de juego que se complementara con Jaime Fernández y Alberto Díaz. Encontró entonces la que parecía la incorporación ideal. Aterrizó en Málaga ni más ni menos que un campeón múltiple de la NBA, además con experiencia en la élite europea. Su nombre: Norris Cole. Sus partidos destacaban por su habilidad para crear canastas, repartiendo balones o bien anotándolas él mismo. No tenía las mismas virtudes defensivas que Díaz, ni la capacidad organizativa de Jaime, pero su instinto anotador fue muy útil en bastantes ocasiones para Unicaja. Todo parecía ir bien con Cole. Los problemas que presentaba de primeras fueron, al fin y al cabo, los que sufría toda la plantilla: la irregularidad y los momentos de desconexión. Sin embargo, estos problemas en Cole fueron a más. En plena crisis de resultados, fue el gran señalado por Fotis Katsikaris. ¿El motivo? La indisciplina. El griego apartó al estadounidense de la plantilla por su falta de compromiso con el resto del equipo. El incidente tuvo lugar tras la derrota en el Carpena ante Cluj-Napoca. Días más tarde, no fue convocado para la salida a Bilbao y su etapa como cajista llegaba a su fin. Un ejemplo de que la calidad individual no es suficiente para destacar en un deporte de equipo. Cole promedió 11’5 puntos, 1’4 rebotes, 4’2 asistencias y 9’1 de valoración.

Dejan Kravic: tapar carencias para salvar la temporada

Con el año 2022 recién comenzado, Unicaja se sumía en una crisis deportiva. Para colmo, perdió a su ‘5’ más regular. El coqueteo con el descenso y los bochornos en Europa obligaron a la directiva a buscar refuerzos. El primero de invierno fue Kravic,  el pívot triple campeón de la Champions League proveniente del San Pablo Burgos. El serbio llegó como un perfil más habilidoso con el balón que el lesionado Eric. Menos físico, pero mejor movimiento en la pintura y mejor visión de juego. Kravic, al igual que su predecesor nigeriano, ha demostrado ser más completo que sus compañeros de posición, Guerrero y Nzosa. Sin embargo, sigue sin tener la contundencia defensiva en momentos clave de los partidos. Sus números se resumen en 6’3 puntos, 5’1 rebotes, 1’9 asistencias, 1’1 tapones y 10’3 de valoración por encuentro.

Matt Mooney: francotirador por momentos

La desvinculación de Cole propició la llegada de Mooney como nuevo director de juego. El base vino a Unicaja como primera experiencia en Europa después de pasar su carrera en el baloncesto universitario estadounidense y la G-League. Un jugador interesante, muy acorde a la tónica del equipo esta temporada. Cuando tiene el día es capaz de ser un verdadero francotirador. Pero a veces el arma va cargada con balas de fogueo. Mooney es un base que tiene momentos lúcidos y otros no tanto. Se le ve torpe, incluso nervioso cuando sube la pelota. No tiene las habilidades que caracterizan a Jaime y a Alberto, ni en dirección de juego ni en defensa. Esta última es su peor faceta. Navarro no termina de lograr que Mooney sea intenso atrás. Distraído, con falta de fundamentos básicos y con un entrenador que insiste en la intensidad defensiva y en el rebote. Sus porcentajes en tiro son una montaña rusa, pero cuando está fino aporta mucho al equipo. Ha actuado de líder en varios partidos en los que se le necesitaba. A diferencia del jugador que reemplaza, Mooney, pese a sus carencias, es un jugador de equipo. Sus estadísticas esta temporada apuntan 7’3 puntos, 1’4 rebotes, 2’2 asistencias y 4’4 de valoración por encuentro.

Cameron Oliver: mucho ruido y pocas nueces

Con la temporada ya avanzada, el desgaste de la plantilla requería un ‘4’ para dosificar a Abromaitis y Suárez, pues los intentos de Navarro con Nzosa no dieron resultado. Llegó Oliver, un vistoso ala-pívot con experiencia en las divisiones inferiores del baloncesto americano. El estadounidense prometía ser uno de esos jugadores capaces de levantar al Carpena y dar espéctaculo. Pero su afán por buscar constantemente la jugada destacada lo convierte en un jugador muy errático en el tiro y que pierde muchas pelotas inoportunamente. Alley oops fallidos, air balls, son términos de su lengua en los que es protagonista cada partido. Además, su participación defensiva puede definirse como pobre. Por momentos parece un jugador distraído, centrado únicamente en ganarse el aplauso del público con una acción sorprendente. De las peores incorporaciones de Unicaja esta temporada. Promedia 8’1 puntos, 3’9 rebotes, 0’7 asistencias y 6 de valoración por partido.

Redacción

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