Pablo Guede: «Sentí mucho lo de Málaga, es mi ciudad, mi equipo…»
El exentrenador malaguista se mostró frustrado por su mala gestión del grupo durante su paso por el banquillo
Pablo Guede fue protagonista en el Málaga CF como jugador en la temporada 97/98 con un hat-trick ante el Terrasa en unos ‘play-off’ que de forma heroica daban el ascenso a Segunda B. Como entrenador, su primer equipo fue El Palo, con el que consiguió la misma proeza histórica al llevar al equipo paleño a Segunda B por primera vez en su historia. Tras pasar por varios países en equipos de diferentes niveles, llegó su oportunidad en el Málaga, donde no rindió: sumó 3 puntos de 18 posibles, números que hacían insostenible la situación deportiva para los blanquiazules, por lo que se terminaba su corta aventura en la Costa del Sol. Tras un parón de casi un año, fichó por Argentinos, equipo que se encuentra líder en la Primera División de su país natal.
El exjugador y exentrenador malaguista estuvo presente en una charla con el medio argentino Clank, en el que hizo un repaso de su trayectoria profesional. Se sinceró en la forma en la que vivió sus diferentes etapas futbolísticas y, por lo tanto, el recuerdo de su papel como míster en el equipo de Martiricos. El argentino mencionó a Málaga, y no lo hace como una ciudad cualquiera, sino de forma especial aunque con sensación agridulce por su participación tan gris que le hizo estar durante pocos meses a los mandos de la plantilla: «Antes de llegar a fichar por Argentinos, yo tenía una parada larga porque sentí mucho lo de Málaga, es mi ciudad, mi equipo, y no me fue todo lo bien que yo quería».
Guede mostró rechazo a seguir entrenando de manera inmediata al terminar el vínculo con el club costasoleño, en el que incluso afirmó: «Sentía que me tenía que reinventar». No se encontraba cómodo, ya no solo con su forma de inculcar un juego al equipo, sino porque «no era capaz de comprender a las nuevas generaciones«. Estos motivos hicieron que tuviera que parar su actividad como entrenador, ya que sentía que necesitaba tiempo para entre otras cosas tener la capacidad de convencer a los jugadores y cambiar el planteamiento del juego.
