¡Qué pena!

Me gustaba José Alberto López cuando llegó. Era un entrenador sencillo, sin pasado mediático y sin necesidad de haber triunfado como jugador en Madrid o Barcelona. Se había curtido en la cantera, en la base y había llegado a la élite únicamente por sus valores como técnico. No necesitaba ser guapo, rico y famoso para ser entrenador a él le avalaba únicamente su trabajo.

Investigando sobre su figura en el verano conocimos su filosofía, su vida y de como se había forjado a base de humildad y trabajo. Llegó la liga y con equipo en el que apostó por varios canteranos que se hicieron un hueco en el once ilusionando a la afición. Una ilusión que también llegó con una propuesta de juego atractiva con un equipo valiente, con presión alta y que quería gustar.

Pero llegó el día de Ponferrada. El equipo pierde en El Toralín por 4-0 siendo merendado por un equipo supuestamente menor, que luego no lo ha sido tanto y algo pasó en el equipo, en el técnico o vete a saber donde que el Málaga que ilusionaba se transformó en una copia mala del que aburría y desmotivaba el año pasado. Antes se echó un cubo de hormigón forjado para hacer escolleras del puerto quitando a Dani Barrio por una mala tarde en Almería y no tratando de igual manera a Dani Martín tras sus despropósitos en Ponferrada o Gijón a la semana siguiente. La portería ha sido una losa para el entrenador asturiano quien aunque sigue pensando que no existía debate abrió una importante brecha con la afición al demostrar que no era tan ecuánime en sus decisiones con respecto a los jugadores que debían o no jugar.

En lo personal, me parece que en el Málaga de las rebajas, de las presencias inesperadas y también cuestionadas, José Alberto ha sido uno más de los protagonistas de la realidad que jamás hubiera pensado en llegar a nuestra entidad de no ser por la travesía por el desierto que estamos atravesando. Pero eso pasa igual con la plantilla, con la dirección deportiva y con el presidente que tenemos.

No va a dejar José Alberto mucha impronta en el Málaga. No va a pasar precisamente a nuestra historia pero tengo la sensación de que por aquí ha pasado un buen tipo. Una buena persona que sueña con que el fútbol le devuelva todo lo que ha expuesto, alguien formado y forjado desde la humildad que creo que no ha tenido una recompensa acorde con su sacrificio e ilusión. José Alberto representa a muchos de los entrenadores que sueñan con tener una buena oportunidad en un mundo copado por ex jugadores con el único valor de haber sido eso, jugadores y que por ello parecen más capacitados que cualquier otro técnico para llevar o un equipo o incluso la dirección deportiva de un club.

Sigo pensando que José Alberto es uno de nosotros. Un futbolero más que sueña con trabajar en lo que es su pasión. Ojalá tenga en el futuro lejos de Málaga la suerte que aquí le ha faltado para hacerse con un nombre y un hueco en nuestra historia. Mucha suerte mister, efectivamente siempre pareció usted del sur, aunque fuera del sur de Oviedo.

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