Las desmanes de Al-Thani and sons, el club de la comedia

Las últimas actuaciones de los Al-Thani rozan el esperpento más absoluto

Los desmanes de los Al-Thani llevan años afincados en el día a día del club, por lo que ya casi nada puede sorprendernos. Y digo casi porque, en ocasiones, los acontecimientos superan cualquier tipo de esperpéntica realidad. Que un club tenga a su nombre utilitarios que de nada sirven al mismo club ya me parece un desdén de la presidencia y una manera muy clara de decirnos lo poco que le importa a esta gente lo que le pase a su empresa, pero que el coche encima esté abandonado en Londres, en un aparcamiento privado de un hotel, es ya la repera.

Ejemplos máximos de una situación que eleva a grado deff con uno la obligatoriedad de evitar que Al-Thani and sons vuelvan a la entidad en calidad de gestores. Al grito de ancha es Castilla, los hijos de Al-Thani han ido despilfarrando el dinero de tal manera que cualquier cosa que se sepa tras las investigaciones del juzgado y su enviado divino, el señor José María Muñoz, ya puede ser motivo para echarse las manos a la cabeza. Las tres casas que llegó a tener el club no eran apartamentitos de soltero o de estudiantes, eran casoplones en la costa. Ahora se ha dado orden de liberar dos de ellas al precio módico de 600.000 euros al año, lo que viene siendo lo que costó otra gran operación malaguista, Boulahroud, solo que este caprichito no fue de Al-Thani, fue de Juan Ramón López Muñiz, haciendo caso a las recomendaciones de un exmalaguista como Nabil Baha. Eso sí, el capricho fue amparado por el entonces director deportivo de la entidad y, por consiguiente, como ejecutor máximo, el dueño. La diferencia es que a los caseros de los Al-Thani se le dice que no necesitamos más las casas y se da orden de no seguir con el contrato de alquiler y al jugador nos lo tenemos que comer con papas.