El fiel reflejo de la impotencia

El Málaga cayó derrotado ante un Espanyol infranqueable (0-3) en un duelo que se decantó pronto hacia el lado ‘perico’

Por mucho que los más puristas digan que «en Segunda no hay millones», los del Espanyol se notaron y bien en La Rosaleda este lunes, en el partido que cerraba la décima jornada de Segunda División. La plantilla del conjunto catalán podría mirar a Europa League, pero sin embargo las cosas mal hechas en una temporada le colocaron en un pozo de plata del, casi con total seguridad, saldrá pronto. La derrota del Málaga ante este mastodonte de la categoría no debe crear pánico entre el malaguismo, pero es un granito más para la preocupación que se mantiene desde el choque ante el Mirandés.

No fue rival el Málaga para el Espanyol, como tampoco lo fue para el Mallorca. Los límites de este equipo son cortos, como es evidente teniendo en cuenta el calvario del último año por las oficinas de Martiricos. La permanencia es el objetivo, nada más. Ante el Espanyol, con jugadores como Diego López, Calero, David López, Sergi Darder o Raúl de Tomás, entre otros muchos que podrían titulares a las órdenes de Pellicer, quedó demostrado. El técnico malaguista se vio sobrepasado por las tremendas capacidades de los de Vicente Moreno. Pero, de nuevo, un error garrafal abrió la veda en contra.

El Málaga salió con su habitual 5-4-1, pero un pequeño detalle se escapó en el eje de la zaga. Puado, Embarba y Raúl de Tomás sacaron las cosquillas a defensas lentos como son Escassi y Lombán. En el primer tanto, un fallo en la salida hacia la presión de este último favoreció la contra del Espanyol y el gol a los siete minutos de Embarba. Todo mal desde el principio. La presión en campo rival funcionó por momentos, pero un déficit tan importante en el marcador desde el principio te decanta todo el encuentro, y más ante el líder. Y otro aspecto importante a tener en cuenta: no por más defensas, se defiende mejor. El Málaga, con 14 goles, es el equipo que más ha recibido de la categoría.

Pellicer sentó a Mejías, y hoy puede que hubiera encajado mejor ante una delantera más veloz y eléctrica. El venezolano se quedó fuera tras un partido, eso sí, horrendo en Son Moix. La intención del Málaga fue defender desde el primer momento, pero ese 0-1 de Embarba obligó a los malaguistas a llevar la iniciativa, algo que dejó en evidencia las carencias a nivel organizativo del conjunto blanquiazul. Ramón lo intentó, pero fue una isla en un océano de futbolistas de Primera en la sala de máquinas del Espanyol. Jozabed, de nuevo desaparecido. Y la rotación bajo los palos apenas influyó.

Repitió Escassi en la defensa tras un inicio de campaña en el que lo ha disputado todo. El único insustituible, pese a su más que dudoso rendimiento. Al margen de ello, el Espanyol se paseó por el área del Málaga cuando quiso y como Pedro por su casa. Los catalanes, a medio gas, vencieron con demasiada facilidad a un equipo que ha perdido en las dos últimas jornadas su etiqueta de equipo inexpugnable. Cuatro goles en Vallecas, tres en Mallorca y otros tres ante el líder. Demasiadas concesiones para un Málaga que debe hacerse fuerte atrás para alinearse con la idea de juego de su entrenador. Raúl de Tomás y Embarba finiquitaron el duelo.

Y cuando tiene que llevar la manija del partido, al Málaga le cuesta jugar. Que el marcador se ponga en contra para el equipo de Pellicer es prácticamente sinónimo de no ganar. Entre los atacantes y la meta del rival, hay demasiado espacio. O el Málaga mejora en defensa, o le va a costar mucho al equipo habituarse a su nuevo rumbo, a su nuevo proyecto. No hay necesidad de encender las alarmas, y menos por caer derrotado frente a un equipo de Primera, pero sí de corregir defectos claros en el juego. En Segunda no solo hay que trabajar en defensa, también mirar hacia arriba. Lo que viene siendo el fútbol. Es hora de corregirlo en Sabadell.

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