Tocando fondo y aquí no pasa nada

Es que no sabemos lo que pasa en las oficinas, es que no hay dinero, es que estamos salvando el club, hay gente dentro que ha hecho mucho daño…Ya está bien de excusas y rodeos. Ya sólo vale el adiós. El adiós a una situación a la que hemos llegado en una alarmante desestructuración del club que supera mucho más que el aspecto deportivo.

La confección de la plantilla, hecha de jugadores que en su gran mayoría llevaban años sin rendir de verdad a un nivel medio digno ni siquiera para la Segunda División. La elección del entrenador bajo el paraguas de dos años de un proyecto que luego hemos sabido que no existía. Manolo Gaspar en Onda Cero: “¿Proyecto? No hay proyecto”.

El fichaje de dos jugadores al inicio del mercado invernal para un entrenador al que a la semana destituyes y que no puede aprovecharlos. La llegada de un técnico que no tiene nada que ver con el plan inicial y del Málaga de los extremos al Málaga de los interiores. La suma de desastrosas casualidades que nos tiene a 6 puntos del descenso y con el ‘average’ perdido con nuestro rival. Eso sí, con un supuesto ahorro económico, porque en lugar de firmar un tipo que marque goles y nos saque del atolladero, no se sabe muy bien si para ir en chárter a jugar con el Calahorra.

Pero aquí no parece que pase nada. A Manolo Gaspar no le tembló el pulso para destituir a José Alberto, especialmente porque, como buen conocedor del fútbol y del malaguista y sus comportamientos, sabía que el siguiente iba a ser él el señalado. Sigue escapándose de las miradas de las críticas porque resulta que los jugadores son unos mercenarios. Cuando más allá de casos particulares de futbolistas que están aquí más pendientes de fiestecitas, cachimbas, cochecitos, casas rurales y palmeras de la Kiki, el problema de esta plantilla no ha sido nunca falta de actitud, los chavales corren y sufren en el campo, es un problema de aptitud con P. Donde no hay no hay y donde no hubo, ni hay ni habrá.

Esos jugadores que viven en un mundo paralelo de estrella del deporte sin haber empatado con nadie solo por haber jugado una decena de partidos con un nivel aceptable y que les parece suficiente para exigir ser tratados por el club, la prensa y los aficionados como rutilantes miembros del “star system” futbolero, solo han hecho repetir los mismos comportamientos que les han traído aquí. Porque si fuesen lo que ellos creen que son no estarían en el Málaga, no hubiéramos podido ni pagarles ni convencerles de venir. Es la trampa, enmascarada como ocasión de mercado, en la que ha caído nuestro director deportivo y que supo vendernos muy bien la burra de la imagen de unos jugadores que no han rendido más que en un breve espacio de tiempo en el Málaga, igual que en el resto de sus descendientes y rotas carreras de jugadores estrellados de fútbol.

La cuestión es que en un club normal, a estas alturas todos entendemos que el Málaga no es un club normal, el director deportivo ya estaría llenando una caja de cartón con las cosas de su despacho en el club. Pero claro, ¿Quién va a pedir a Manolo Gaspar que se vaya por el bien del club? ¿Quién va a destituirlo por mucho que lo merezca? ¿Cómo va a tomar la decisión Manolo Gaspar de destituir a un entrenador superado que no es capaz de explicar cuales son las soluciones que maneja para saldar las carencias de un equipo moribundo si es su segundo técnico sin quedar señaladísimo? ¿La jueza?, que está a mil cosas y le puede estar sonando a chino lo que está pasando en el club. ¿José María Muñoz?, que siempre ha dicho que se apoya en los profesionales deportivos para tomar decisiones y su profesional deportivo más cercano, por no decir el único, es el propio Manolo Gaspar. Esto no hay quien lo arregle.

Pero la representación de lo deportivo en el terreno de juego, en el tapete verde de nuestra querida y vilipendiada Rosaleda, no deja de ser más que el espejo de una realidad palpable en todos y cada uno de los negociados de la entidad. Un club al que no le sale nada, que es capaz de montar un circo y crecerle los enanos. Que hace una campaña de abonos, la complica para que no la entiendan ni ellos mismos, que regala entrada a las peñas unas si y a otras no, que regala camisetas y no hay de las tallas ni estocaje, que convence a algunas peñas para un recibimiento no tiene en cuenta que los jugadores vienen en coches particulares y además se equivocan de lugar para salir a saludar, que se han llenado los asientos del estadio de barro contratando un refuerzo del todo insuficiente y los abonados acaban con el culo embarrado.

Es lo mismo que tenemos que reforzar el equipo con un central y un delantero. Pues no, con lo que hay tiramos y ahorramos dinero. Pero alguien en el club se hace preguntas, alguien tiene un plan crítico por si las cosas no salen como están planteadas. ¿Y si con 10 personas de refuerzo no es suficiente para limpiar los asientos? ¿Qué hacemos? Nada, que cada aficionado se las apañe como buena mente puedan, en fin son solo cuatro manchas de barro y ¿si no marcamos? Pues nada decimos que no hemos tenido dinero para competir en igualdad con los rivales, que la mala suerte, que los jugadores buenos que marcan goles no han querido venir a Málaga y eso que le hemos contado que la ciudad es muy bonita, que el Málaga es un club grande, que pagamos religiosamente porque el estar intervenidos judicialmente lo asegura y que aquí se vive muy bien y nos quedamos tan panchos.

Total que aquí ni pasa nada, ni va a pasar nada y hemos tocado fondo.

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