Punto de moral, oro… y para casa

El Málaga rescató un punto valiosísimo de Vallecas (0-0) para seguir escalando por la permanencia

La moral es un apartado esencial en el fútbol. El Málaga ejemplifica esta teoría al máximo. Cuando no le sale nada, ya puede bajar al césped el mismísimo Messi de blanquiazul, que el equipo se atasca. Pero tras una victoria como la que se consiguió ante el Girona en La Rosaleda el pasado domingo, todo cambia. La imagen de los malaguistas ha cambiado totalmente desde el viaje a Lugo: tres centrales, dos excelsos carrileros y un Keidi Bare inconmensurable. Con estos principales ingredientes, el Málaga rascó un punto ante el Rayo Vallecano que vale doble por todas las dificultades que sumaba en su plantilla.

Pellicer tuvo que conformar una convocatoria sin los habituales Adrián y Sadiku, sancionados; además de los lesionados Luis Muñoz, Hicham, Luis Hernández, Aarón Ñíguez o Dani Pacheco. Aun así, el Málaga tiró de coraje y orgullo para poner contra las cuerdas al Rayo en muchos momentos del encuentro. Ramón sorprendió con su titularidad, acompañó a Keidi Bare durante los primeros 45 minutos y ganó confianza con el paso de los minutos. Benkhemassa salió por él y no desentonó. Por su parte, Buenacasa tenía su papeleta más importante de la temporada: cumplió en trabajo, se quedó corto de fútbol ante las escasas opciones con el balón.

El nuevo esquema del Málaga afianzó en el césped de Vallecas al equipo. Juande ya es uno más y Lombán sigue liderando una zaga sin demasiadas fisuras. No fue el día de Tete Morente comparado con sus últimas actuaciones, que han sido de gran nivel. Los de Pellicer no dejaron jugar al conjunto de Paco Jémez, al que le gusta ser dominador y embotellar a su rival en el área. Pero el Málaga trató de elevar su presión para incomodar a uno de los aspirantes a regresar a Primera División. La posesión se decantó para los locales, aunque de forma estéril.

Eso sí, al Málaga le faltaba pólvora arriba. Se notó. No arrancó cómodo, se fue asentando. Lo más peligroso, las internadas de los carrileros, Cifu y Juankar. Renato Santos fue la nota negativa. Sigue desaparecido el portugués y sin aprovechar sus oportunidades de conseguir la titularidad en el once. El extremo franjirrojo Isi fue el mayor puñal del Rayo, volvió loco a Juankar. Munir, no obstante, echó el cerrojo a su meta y demostró por qué es el Zamora de la categoría. Llegado el descanso, las sensaciones defensivas eran mejorables. El resultado, oro. Y el ataque, incalificable a excepción de algún saque de esquina.

Con Benkhemassa ya en el campo, el Málaga saltó al segundo tiempo con descaro, le ganó la posesión al Rayo y provocó algunas indecisiones en su rival. Juanpi salió desde el banquillo, sin embargo, se vio falto de ritmo en un choque ya rodado. El diagnóstico ofensivo es claro: faltó profundidad y más mala idea ante un Rayo timorato que se jugaba mucho por el ascenso. Pero, con el balón en los pies, el cuadro madrileño no amenazaba a la portería de Munir. Cambió la cosa en el tramo final del encuentro, cuando Pellicer sorprendió con un doble cambio inesperado: Rolón y Cristo, por Keidi Bare y Juankar. El Rayo dominó y apretó, Munir salvó el punto.

Las sensaciones siguen mejorando notablemente para un Málaga marcado por las negativas circunstancias que mantiene. Los jóvenes responden y el equipo suma y sigue. Pellicer, mientras tanto, sigue contando las horas para recuperar jugadores y tratar de soñar con una victoria el próximo domingo que amarre media permanencia a falta de escasas jornadas para el final. Porque este Málaga ha encontrado el camino a base de levantar su moral.

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