No todos los días son Tarragona
Antoñito Cordero erró una pena máxima ‘in extremis’ que le hubiera dado la victoria al Málaga, que no mereció vencer al Oviedo en La Rosaleda (0-0)
El Málaga se quedó con la miel en los labios este sábado, en la jornada 10 que le enfrentaba al Real Oviedo de Santi Cazorla. El conjunto asturiano dispuso de más oportunidades sobre la portería de un excelso Alfonso Herrero, pero no las aprovechó y hubo reparto de puntos.
Salió Pellicer con un once plagado de malagueños del mediocampo para adelante, con Izan Merino, Larrubia, Lorenzo, Kevin y Dioni. Pero le costó al equipo blanquiazul imponerse frente a su rival, que estuvo a punto de ascender a Primera División hace unos meses.
El primer chut malaguista con cierto peligro, en el 6’, fue de Kevin. A partir de ahí, los ovetenses generaron varias situaciones interesantes por mediación de Moyano, en dos ocasiones, e Ylias, con otras dos oportunidades. La más clara, en el 12’ tras un saque de esquina de Cazorla, finalizó en disparo envenenado que sacó bajo los palos Manu Molina. Al descanso, 0-0.
En la reanudación, doble cambio blanquiazul. Gabilondo y Ochoa sustituyeron a Puga y Dani Lorenzo, respectivamente. En el 47’, Alemao disparó con fuerza en el área y Herrero despejó con acierto. Los visitantes seguían con su plan de partido, generando alguna ocasión a balón parado con Santi Cazorla al mando de las operaciones.
Castel entró en el campo por Kevin, pasando a jugar el Málaga con un ‘doble nueve’ con el ariete madrileño y Dioni en la punta del ataque. El de la Colonia de Santa Inés, en el 71’, casi marca un tanto de bandera con un golpeo de rosca impresionante que paró otro exmalaguista, Aarón Escandell.
El Málaga intensificaba sus llegadas a las inmediaciones del portal oviedista, si bien en el 81’ apareció Alfonso Herrero con una parada monumental en un mano a mano ante Hassan tras un contragolpe. Cordero entró en el campo en el 84’ y, cuando el partido estaba a punto de acabar, Galilea fue objeto de penalti por un agarrón que el VAR ayudó a señalar, pero el jerezano no pudo anotarlo. Un punto más en La Rosaleda, aunque con sabor agridulce.
