El trabajo bien hecho no siempre obtiene recompensa

El Málaga no consiguió meterle mano a un Lugo que jugó subordinado a los visitanes, con un Juanpi excelso, que se complica la vida de este modo para intentar salir de la zona de peligro de la tabla

El partido comenzó con un Málaga protagonista y un Lugo en frente más contemplativo de la cuenta, que esperaba en su campo viéndolas venir. Un Málaga que contaba con la novedad de su esquema (pasó de un 4-2-3-1 a un 3-4-3) con Juande como principal sorpresa y con un Boulahroud que volvía al once meses después ante la baja de Luis Muñoz por lesión. Tirón de orejas también de Pellicer a Adrián, que lo dejó en la banca ante la acumulación de partidos y por su correctivo debido al fallo cometido en el marcaje en casa ante el Extremadura.

Los visitantes, conscientes de la importancia de este duelo, tuvieron claro que tenían que hacer las cosas bien, llegando a mostrar una cara diferente a la mostrada semanas atrás. La permanencia pasaba -en parte- por el Anxo Carro, y los de Sergio Pellicer, a sabiendas de lo que había, saltaron al césped con una actitud intachable.

A partir del cuarto de hora del arranque el Lugo levantó cabeza y quiso ponerle pausa al juego en casa. No pasaron de un par de pases largos a sus tres hombres de arriba (Carrillo, Rahmani y Gerard Valentín); aunque consiguieron domar a un Málaga que quitó una marcha tras saltar al campo más revolucionados que de costumbre.

La primera mala noticia del encuentro llegó en el minuto 22, cuando Hicham tuvo que pedir el cambio por lesión, jugador que fue reemplazado por el ’11’ de los boquerones Renato Santos.

El Málaga no paró de intentarlo durante toda la primera mitad por medio de sus jugadores de banda (Cifu y Juankar de carrileros, y Juanpi y Hicham -después Renato- en zona de extremos), usando el arma de los centros laterales, justo la medicina con la que perdieron los dos puntos en casa con el Extremadura. Pero si me permiten darles una de cal y otra de arena, les diré que en defensa, por parte del conjunto de Martiricos, pudimos ver buenas acciones, así como otros fallos en el marcaje que permitieron remates del Lugo que, por suerte, no entraron en la meta que defendía Munir.

La primera parte del encuentro concluyó con un Málaga superior, que supo exprimir su banda izquierda a la perfección por medio de Renato y Juankar y con la grata sorpresa del buen hacer táctico de los de Pellicer. Se pudo ver un equipo que no sufrió en demasía y que supo llevar la manija del encuentro en la mayor parte de este primer tramo del encuentro.

La primera parte comenzó con el cambio de Badr Boulahroud por Adrián, un cambio de hombre por hombre que no supuso ningún tipo de variante táctica.

El juego se paró al descanso; pero el Málaga no echó el cuerpo atrás. Siguió al pie del cañón peleando y apretó como nunca. Renato con un disparo a puerta y Cifu con un remate con la zurda desde su banda fueron la prueba de ello. Dejaron de atacar tanto por banda y empezaron a buscar huecos por dentro, cosa con la que no les fue nada pero que nada mal. Adrián le dio un lavado de cara al centro del campo malaguista, lo hizo más sólido y ayudó a achuchar, algo de lo que Boulahrouz lo fue capaz. Y mención especial para Juanpi, hoy excelso, que demostró que es capaz de brillar cuando le salen bien las cosas.

Fue en el 70′ cuando más peligro generó el Málaga. Dos ocasiones de Sadiku en apenas un minuto -un disparo a las manos de Cantero y un remate de cabeza tras un centro- hicieron temblar a un Lugo que, salvo jugadas aisladas, se vio incapaz de echarle cara a un Málaga vivo, vivísimo.

Pasaban los minutos y el Málaga seguía creciendo, seguía haciéndose grande, con la única anomalía de que el premio no llegaba. Un equipo que ni haciendo las cosas bien recibía premio. Juanpi seguía proponiendo y sus compañeros también le apoyaban. Renato, hoy también notable, dio un golpe de la mesa tremendo en el día de hoy pidiéndole a Pellicer -hablando en el campo- un hueco en el once titular.

Y el Málaga concluye el partido de esta forma sumando un punto ante un rival directo, que le sabe a poco. Ni con el partido roto fue capaz de meterle mano al  Lugo. Ahora le tocará nadar contracorriente tras desperdiciar tres oportunidades claves para salir del pozo en Tenerife, en casa ante el Extremadura y en un Anxo Carro propio para distanciarse de la zona de abajo. El Girona será su próximo rival, un contrincante más duro que el doy, encuentro desde el que tendrán que apretar las tuercas si no quieren llegar a la jornada 42 pendientes no solo de la permanencia, sino de la supervivencia de la entidad.

Nacho Carmona

Periodismo en la UMA. Locutor, narrador y jefe de sección de fútbol sala en SportDirect Radio.

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