El peor momento de José María Muñoz: la desazón se instala en las oficinas del Málaga CF

Tras el anuncio del comienzo de las gestiones para afrontar el tercer ERE del Málaga CF, el segundo en tres años, los gestores del club, especialmente Kike Pérez, han entrado en una especie de desasosiego generalizado, en el que se encuentra también José María Muñoz y algunos de los principales jefes de negociados de la entidad. Y es que la cúpula directiva malaguista se está viendo superada por el negativismo que rodea a todo lo que envuelve al club y, más allá del ‘cortijo’, la sensación es que todo lo que sale de las oficinas, da igual que sea un fichaje, una propuesta o un comentario sin importancia… Todo está mal.

Esa sensación de negatividad instaurada en la opinión pública malaguista no sólo no pasa desapercibida por los directivos de la entidad, sino que algunos ya expresan de manera privada la losa que significa que todo lo que se decide o da a conocer parece estar mal, incluso por encima de su necesidad, bien por la existencia de un contrato o bien porque se trate de una medida necesaria para la continuidad del club.

En las oficinas de Martiricos, por ejemplo, se veía como obligatorio afrontar este tercer ERE, incluso se preveía que la medida, siempre impopular, iba a ser entendida por el malaguismo y, pese a un supuesto revuelo inicial, al final se acabaría por aceptar. La sorpresa para los gestores está siendo la cantidad de voces, algunas de ellas bastante acreditadas, que muestran su disconformidad con la medida y explican con cifras y letras que un club saneado no tiene por qué afrontar un Expediente Regulador de Empleo únicamente por el descenso de categoría.

Las no renovaciones de jugadores que acaban contrato con el filial, no llegar a un acuerdo con los tres nombres de futbolistas que se pretendían renovar, la no llegada de los dineros de los frentes abiertos en los casos de Horta u Ontiveros, las reuniones con sectores de la afición para planificar la campaña de abonados o los rumores de fichajes son algunas de las medidas objeto de unos debates abiertos que superan el propio interés por el mero intercambio de opiniones y, en el caso del Málaga CF, todo lo que se genera parece abocado al desastre. Nada de lo que sale de las oficinas y las chisteras de los pensadores del club parece tener la aceptación del malaguismo, de ahí que el club quiera ir con pasos de plomo, pisando en firme antes de dar a conocer cualquier decisión o iniciativa. Así, la presentación de eventos tan tradicionales como los campus de verano, la realización de los encuentros con empresarios, prensa y otros patrocinadores, por ejemplo, o se han presentado en la más estricta intimidad o directamente se han suspendido.

Es cierto que estar así es muy triste, pero quizás también vaya siendo hora de mirar para dentro y buscar el porqué hemos llegado a este extraño efecto negativo sobre cualquier decisión que se toma en esas oficinas de La Rosaleda. También la poca empatía, la falta de autocrítica y el victimismo se adueñe de la situación y no deje ver la realidad a los que toman decisiones en el club, pero el descenso no puede ser la única razón de este momento de desencuentro continuo que se encuentra implantado en el malaguismo a día 9 de junio de 2023.

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