El fútbol necesita saber ya el criterio para señalar o no una mano

Moreno Aragón fue protagonista tras dos expulsiones, numerosas amarillas y la no señalización de un posible penalti

El partido entre Málaga y Girona estaba marcado por la poca trascendencia clasificatoria para los locales y por la importancia de los tres puntos para los visitantes.

El partido comenzó ajetreado en lo que a juego se refiere. El Málaga salió arriba en los primeros compases, pero la expulsión de Mejías en el minuto 15 trastocó claramente el planteamiento de Pellicer. Moreno Aragón mostró la cartulina roja a Mejías, según especifica en el acta por: “Golpear a un contrario con la mano en la cara, no estando el balón en disputa entre ellos”. Es una expulsión más que rigurosa, y es que aunque el balón no estuviera en juego, no hay tomas claras en la que se aprecie la dureza del contacto, impidiendo valorar si se trata de uso de fuerza de excesiva (sería motivo de roja) o no. Además, la duda llega también en relación a quién vio la infracción. Moreno Aragón se encontraba de espalda a la acción, ya que la jugada seguía. El cuarto árbitro y el asistente n°1 tampoco parecían estar mirando, por lo que es difícil saberlo. Sin embargo, Moreno Aragón expulsó al jugador sin tener que ser avisado por el VAR. Además de todo ello, lo sorprendente es la inexistencia de nuevo de pocas tomas en las que apreciar la infracción.

Tras la expulsión, el colegiado quiso tener controlado el partido, y en la siguiente acción de partido amonestó a Gumbau por sujetar a un adversario evitando un ataque prometedor, cartulina que quizás, si no hubiese habido una expulsión, podría haberse evitado. Además, el partido siguió en su línea de tensión, y en el minuto 18 Moreno Aragón, advertido por su cuarto árbitro, se dirigió al banquillo blanquiazul para expulsar a Sergio Pellicer por dirigirse hacia él en los siguientes términos: “El mismo del Logroñés, siempre adulterando los partidos!’, sentándose posteriormente en el banquillo y golpeándolo en señal de disconformidad”.

El partido dio una tregua, pero en el minuto 29 Moreno Aragón volvió a mostrar una amarilla, en esta ocasión a Jairo, por derribar a un contrario de forma temeraria en la disputa de balón, golpeando en la cara de un rival con el codo. El árbitro estaba muy bien colocado y lo pudo ver muy bien, pudiendo valorar la acción correctamente. Además, instantes después volvió a mostrar una amarilla a Monchu por el mismo motivo, un derribo temerario.

Una nueva acción polémica llegaría en el minuto 40, y es que el colegiado, perteneciente al comité madrileño, se acercó de nuevo al banquillo del Málaga, esta vez para amonestar a Joaquín Muñoz por, tal y como se refleja en el acta, protestar una de sus decisiones desde la zona habilitada como banquillos. Con respecto al descuento, fue de dos minutos, cifra algo corta teniendo en cuenta que hubo numerosas interrupciones tanto con la expulsión como con las amonestaciones a los jugadores de campo y el banquillo.

La segunda parte comenzó con más ritmo, y poco que reseñar en la actuación arbitral en los primeros minutos de la segunda mitad. En el gol, poco que destacar en el apartado arbitral. Había dudas sobre si el balón toca en la mano de un jugador del Girona antes del gol, algo que habría supuesto la anulación del gol, ya que hay que recordar que si el balón toca en la mano de un atacante  en una acción que precede inmediatamente al gol, debe ser sancionada. Sin embargo, en las repeticiones se pudieron apreciar que ese balón toca en el pecho y en ningún caso en la mano.

La primera amarilla de la segunda mitad llegó en el minuto 66, en este caso para Matos. El jugador malaguista empujó a Bárcenas tras un saque de banda, sin estar el balón en juego. En la misma acción, amonestó a Manolo Sánchez por, tal y como se refleja en acta, protestar una de sus decisiones, sin haber reflejado qué fue lo que le dijo el segundo entrenador del Málaga.

Una nueva amarilla llegó en el minuto 85, en este caso a Santi bueno que, tras haber cometido una falta sobre Julio propiciándole un rodillazo, volvió a derribar al propio Julio más tarde de forma temeraria. Moreno Aragón aplicó la ley de la ventaja, pero como el Málaga perdió la pelota, señaló la infracción a buen criterio y mostró la cartulina.

En los instantes finales del partido, en el minuto 89, Moreno Aragón actuó bien al aplicar ventaja tras una falta cometida por Loren. El colegiado aplicó la ley de la ventaja y el Girona llegó al área del Málaga, estando a punto de anotar el segundo del partido.

El descuento fue de cinco minutos, bastante correcto teniendo en cuenta las interrupciones que hubo. Un descuento que dio para mucho, y es que en el minuto 92, dentro del área del Girona, hay una mano muy clara de Couto. Un defensor del conjunto catalán despeja la pelota y el balón toca en la mano de Couto. La mano está despegada, aunque en posición natural. Esto último, unido a la dirección hacia la que iba el balón, llevó a Moreno Aragón a no señalar la pena máxima.  Está claro que la mano ocupa un espacio, sin embargo, Moreno Aragón, además de tener en cuenta, sobre todo, la posición natural, tuvo en cuenta que el balón provenía de un despeje de un compañero e interpreta que no dio tiempo al jugador a quitar la mano. Esto cuenta con el respaldo del reglamento arbitral, que dice lo siguiente:
No se considerará infracción cuando el balón toque la mano o el brazo:
• si proviene directamente de la cabeza o el cuerpo (incluido el pie) del propio jugador;
• si proviene directamente de la cabeza o el cuerpo (incluido el pie) de otro jugador;
• si la mano o el brazo están cerca del cuerpo y no se encuentran en una posición antinatural con la que se consiga ocupar más espacio;
• si el jugador cae y la mano o el brazo quedan entre el cuerpo y el punto de apoyo en el suelo, pero no alejadas del cuerpo hacia un lado o en vertical.

Está claro que es una acción fronteriza, y el problema no radica sólo en la propia acción, si no en que acciones similares han sido sancionadas previamente.

En definitiva, un partido en el que Moreno Aragón fue protagonista, algo que no es bueno. Expulsó a Mejías en una acción muy rigurosa, estuvo muy pendiente de los banquillos locales y no señaló un penalti en una acción fronteriza. Señaló un total de de 31 faltas y mostró 9 cartulinas amarillas y dos cartulinas rojas, levantando el enfado de la afición malaguista.

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