Pablo Ávalos, la perla malagueña que se forma en Estados Unidos

El joven habla sobre su experiencia en el baloncesto americano junto a su padre, el excajista Curro Ávalos, en SportDirect Radio

Muchos recordarán a Curro Ávalos, mítico jugador de aquel Unicaja de los años 90. El que fuera base ha dejado su legado en manos de su hijo, Pablo, que hace tres años abandonó la cantera cajista para poner rumbo a las categorías inferiores del  baloncesto estadounidense. Padre e hijo han estado en Frecuencia Malaguista, programa diario de SportDirect Radio, para contar sus experiencias al otro lado del charco. La entrevista puede leerse aquí o verse en el siguiente enlace: https://youtu.be/FZmHIKX__Yw?t=6044

+Cuéntanos, Pablo. ¿En qué categoría estás y dónde vas a jugar este año?

-Pablo: «Llevo tres años en Estados Unidos y voy camino de mi cuarta temporada. Este año empiezo la Universidad y me espera un equipo nuevo con nuevos compañeros. Tengo mucha ilusión por ser un sitio completamente nuevo. Estuve mis dos primeros años en San Francisco y después otro en Missouri. Lo único que sé del sitio donde voy es que es una ciudad muy pequeña. Voy con un compañero del año pasado. El entrenador tiene mucha idea, tuvo jugadores de la NBA. Tengo muchas ganas de empezar».

+Te vas a Kansas. ¿Cómo se llama el pueblo?

-P: «Colby».

+Cuando te fuiste por primera vez a la aventura americana, ¿qué expectativas tenías y cuál era tu objetivo?

-P: «Cuando estaba en España no veía mucha salida en cuanto a estudios y baloncesto a la vez. Mi idea era sacarme la carrera y poder jugar en División I. Después si tengo suerte y nivel podré dar el salto a Europa. Pero con una carrera como un plan ‘B’. Ese era mi primer objetivo. Obviamente estos van cambiando y cada vez lo veo más cerca. Por el trabajo y la suerte que estoy teniendo por conocer a gente por el camino. Las cosas cada vez se complican más. Vienen jugadores de fuera y se pone todo más complicado. Lo más importante es seguir trabajando e intentar conseguir las metas».

+¿Allí qué estudias?

-P: «Estudio Administración de Empresas. Me encanta porque desde pequeño he visto a mis padres con sus empresas. Siempre me ha gustado mucho poder llevar sus empresas o poder crear una propia».

+Eres un poco como tu padre. Puedes jugar de base o escolta. ¿Qué diferencia hay entre el baloncesto de Estados Unidos y el de España? ¿Hay algo que se asemeje?

-P: «La diferencia más grande es el físico. En España se juega mucho más en equipo. Allí se da más el ‘uno contra uno’. En Estados Unidos muchas veces los jugadores son bastante egoístas. Cada uno va a conseguir lo que quiere. Hay muy pocos puestos arriba, entonces es complicado. Cada uno tiene una mentalidad. Si te rodeas de gente buena y de un buen equipo puedes hacer cosas muy ‘guays’ y la oportunidad es increíble».

+Traspasando a España lo que haces en Estados Unidos, ¿en qué liga estarías en cuanto a nivel?

-P: «Yo diría que donde voy a jugar ahora hay nivel de Liga EBA o LEB Plata. Es verdad que fluctúa mucho. Hay gente muy buena o más ‘normalita’. Hay una serie donde hablan de UCON, un equipo donde la mayoría de jugadores juegan en División I. Yo diría que esa división es casi LEB Oro. Muchos de ellos llegan a NBA, ACB o ligas europeas. Tenemos ejemplos de Málaga, como Pablo Tamba, gran amigo mío. Estuvo en División I y al final por varias dificultades se ha tenido que ir a un nivel más bajo del que tiene. Lo que pasa es que no ha tenido suerte con las oportunidades que se le han dado»:

+Curro tú conoces bien a tu hijo y sabes lo difícil que es el mundo del baloncesto profesional. ¿Lo de irse a Estados Unidos fue una decisión suya? ¿Se lo aconsejaste tú? ¿Cómo fue ese momento?

-Curro: «Él lo ha definido muy bien. Hay un momento en la carrera de un jugador que quiere llegar donde tienes que tomar decisiones. Cuando él terminó su etapa en Málaga y vimos que no había opciones serias para que él pudiera seguir proyectando su baloncesto pues empezamos a pensar en Estados Unidos. Teníamos en cuenta una cosa muy importante. Para su madre y para mí es igual de importante una carrera universitaria que el baloncesto. Es más, si no estudia se vendrá. Sabemos que va a esforzarse. Pero un paso muy definitivo para nosotros. Tuvo una primera prueba en un ‘high school’ de San Francisco donde estuvo dos años. Le fue bien la adaptación al medio, a la zona, al idioma, etc. El siguiente paso era encontrar un lugar donde él pudiera estudiar la carrera universitaria.»

+¿En Estados Unidos hay un valor añadido a la cantera o en España también podría tener un futuro deportivo? ¿Crees que es más fácil desde allí?

-C: «No tiene nada que ver el trabajo que se hace en Estados Unidos con el que se hace aquí. En absoluto. Pablo entrenaba tres veces al día. Primero se levantaba a las cinco de la mañana. Luego a las 12 del mediodía y por la tarde tenía entrenamiento colectivo de pesas o tiro. Además, todo está acoplado de tal manera que el jugador entrena y estudia. Es una mezcla perfecta para que estudie. Si tiene problemas, le ponen un profesor o alguien que le apoye. Para ellos es un orgullo traer gente de fuera y su máxima fundamental es atraer extranjeros. Mientras que aquí hay jugadores que se les dice que se vayan o que no se les da oportunidades. Aquí, un chico que puede ser un buen jugador termina haciendo la carrera y deja el baloncesto. Allí haces la carrera y, mientras, juegas al baloncesto. La ventaja es que un jugador como Pablo, que no sabemos si será bueno, malo o regular, tiene cuatro años de baloncesto profesional mientras termina su carrera y su máster.»

+La mayoría de deportistas tiene que dejar los estudios por el deporte. Tú estás en el camino contrario. Haces deporte y estudias.

-P: «En Estados Unidos desde que entré a ‘high school’ tuve que tener una nota media para seguir jugando al baloncesto. Una vez que bajas de esa media, se acabó la temporada. Entonces todos los jugadores tienen una presión añadida que es mantener notas a un nivel alto. En Estados Unidos los estudios no es que sean más fáciles, sino que te dan más facilidades para que puedas tenerlo todo sobre la mesa. En España salía de clase a las cinco de la tarde, tenía que irme a entrenar y luego llegar a casa y ponerme a estudiar. Había veces que no me daba tiempo. Una de las razones más importantes por las que yo me fui era la de seguir el modelo de Francis Alonso. Llevo entrenando mucho tiempo con su hermano, Carlos. Desde hace unos años siempre estaba en mi cabeza gracias a él el hecho de irme. Exploté como jugador en Estados Unidos y es por el trabajo, la mentalidad y el cambio de ambiente. Tengo que darle las gracias porque si no, no estaría donde estoy.»

+Los equipos españoles tienen un sentimiento de pertenencia con los jugadores que se quedan. ¿Crees que eso lo ha perdido Pablo?

-C: «A Pablo nunca le han dado una oportunidad en la cantera del Unicaja. Nosotros tenemos muy claro que tiene que explotar como jugador. Él tiene habilidad, fuerza y una mentalidad ganadora absoluta. Hoy antes de venir aquí ha entrenado tres veces. Probablemente si no se le ha dado una oportunidad es porque no la ha merecido. En todo caso, su papel ahora mismo es el de hacerse como jugador y como persona. Recibir golpes, sacarse una carrera y si luego tiene un puesto en el Unicaja, en Bilbao o en cualquier equipo lo tendrá. Y si no, tendrá una carrera y trabajará.»

+¿Curro te mete mucha caña como padre de deportista?

-C: «A ver qué dice ahora».

(risas)

-P: «Mi padre y mi abuelo siempre han estado para mí en todos los entrenamientos y han sido muy importantes. Mi abuelo lo ha vivido de otra manera. Ahora tiene más que decir que cuando mi padre jugaba. Desde fuera se ven más cosas. Cuando veo a mi primo pequeño jugar, veo más cosas que cuando juego yo. Mi padre es duro conmigo pero yo lo agradezco. He aprendido yo solo a tener esa mentalidad. Yo amo el deporte y lo que conlleva».

+¿Cuál es tu sueño deportivo?

-P: «Jugar en algún momento en el club. Llevar el dorsal ‘4’ y ‘Ávalos’ a la espalda es un sueño. Yo no tuve la suerte de ver a mi padre jugar, pero para mí sería un honor llevar nuestro apellido, jugar en el Carpena y que lo viera todo el mundo. Está muy lejos todavía. Falta mucho trabajo y seguiré intentándolo».

+¿Has visto a tu padre en vídeos?

-P: «Vi un partido entero contra el Barça. He visto algún que otro clip pero es complicado».

+¿Sigues al Unicaja desde Estados Unidos?

-P: «Lo he intentado. Pero es muy complicado verlos en ‘streaming’. Soy muy amigo de Yannick Nzosa y le preguntaba si tenía algún video. Pero muy poco. Cuando vengo no me pierdo ni un partido. Veo los resultados y todo lo que puedo».

+¿Qué pasa en el club, que parece que se está perdiendo el sentimiento hacia él?

-C: «El orgullo de pertenencia mueve masas. Es algo que siempre ha existido en el club y que se ha ido perdiendo con el tiempo. Antes iban familias completas a ver el Unicaja. Creo que este año va a ser un punto de inflexión con respecto a los resultados, que son los que crean este orgullo. El aficionado hace una inversión económica y si no recibe lo que entrega, pues se va. Ver al Carpena con 3.000 personas es un desastre. Creo que se está haciendo un esfuerzo por volver a generar el orgullo de pertenencia. Ahora hay jugadores que van y vienen. Antes los jugadores se quedaban. Cuando cambias los jugadores constantemente no hay hermandad dentro del equipo. Dentro de un vestuario existe compañerismo y un sentimiento de lucha y eso tarda en construirse. El club debe apostar por los jugadores. Hay que darles oportunidades. Vivimos en un mundo competitivo e importan los resultados. Pero si cambias a los jugadores no llegan los resultados».

+¿Tienes relación con el baloncesto actualmente?

-C: «Menos de la que quisiera. Siempre quise ayudar al club que me dio la vida. Pero nunca me han dicho nada ni yo tampoco a ellos. Tengo poco tiempo con mis negocios. Y estoy pendiente de Pablo, que no es fácil. Él estaba en San Francisco, que son nueve horas de diferencia. Cuando salía de entrenar o tenía partidos eran aquí las tres de la mañana».

+Es impresionante la cantidad de medios que se vuelcan con el deporte universitario allí.

-P: «Yo he jugado partidos con 17 años y había 1.200 personas viéndolos allí en el pabellón pagando entrada. Yo venía de jugar en Los Guindos y no sabía lo que era eso. Los partidos se pueden seguir por ‘streaming’. La temporada empieza en noviembre y termina en marzo».

 

Redacción

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