Luiggi Moli, de cuna flamenca para hacer historia en el deporte

Hijo del ‘cantaor’ Ángel de Álora, el técnico del  BeSoccer UMA Antequera es un referente del deporte y un espejo donde mirarse para formadores y entrenadores

Pudo haber seguido la tradición familiar y tirarse por el mundo del flamenco, donde su padre, Ángel Luiggi Miranda, conocido como Ángel de Álora, marcó una época en los escenarios de Andalucía siendo uno de los mejores ‘cantaores’ de la historia interpretando los cantes más tradicionales de Málaga, especialmente las malagueñas y los cantes del Piyayo, su hermana Ana. De hecho, mantiene el apellido Luiggi como ‘cantaora’ habitual del circuito provincial. Pero a él, aunque le apasiona el flamenco y la música, le tiró mucho más el mundo de los banquillos.

El reciente ascenso del BeSoccer UMA Antequera a la máxima categoría del fútbol sala nacional ha vuelto a poner el foco sobre el sensacional trabajo que viene realizando la entidad universitaria con Manuel Luiggi Moli al frente. Los logros del técnico malagueño son muchos: tres ascensos a la Primera División (LNFS), siete premios a la deportividad, tres veces campeón de Europa universitario y 13 de España. Todo ello, además de ser reconocido como mejor entrenador de fútbol sala en Segunda División por la RFEF.

Más allá de estos datos, la aportación de Moli al mundo del deporte es mucho más amplia que un ascenso, un campeonato o una medalla. Su compromiso con la formación de los integrantes de las plantillas a las que dirige desde el programa de la UMA es fundamental para muchos deportistas a los que el fútbol sala les da una oportunidad de compaginar el deporte con los estudios. En muchos casos, jóvenes brillantes con el balón en los pies y sobre el parqué han tenido la ocasión de retomar unos estudios que abandonaron por intentar probar suerte en el deporte de la pista azul y, tras comprobar lo complicado que es vivir de una modalidad deportiva que no era profesional en nuestro país hasta hace unos meses, han acogido la propuesta de jugar y estudiar buscado un futuro mucho más halagüeño. De eso Moli se enorgullece mucho más que de sus éxitos deportivos.

Desde la humildad de un técnico con 30 años en los banquillos su visión del deporte de formación debería ser un ejemplo para todos aquellos que buscan el triunfo personal y una carrera de éxitos en el deporte antes que cualquier cosa. Su valor es demostrar que aunar valores y éxito es posible. Sigue siendo igual de humilde que en sus inicios en el mítico Electro Arriaza, después en su paso por el Playas de Málaga o Suministros Muñoz, equipos que forman parte de la historia del deporte del fútbol sala malagueño. Sólo una grave enfermedad contra la que ha luchado le hizo apartarse de los banquillos. En esa época hizo suyo el fandango de Paco Toronjo en el que dice: «Nací entrenador y moriré entrenador», una adaptación muy lógica viniendo de donde viene.

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