El Unicaja, un barco sin patrón

El conjunto cajista suma su tercera derrota en Liga Endesa tras caer ante el Manresa por 86 a 90, en un encuentro en el que llegó a perder por 18 puntos

Viendo el resultado final parece que el partido vivido en el Martín Carpena ha estado disputado, en igualdad de condiciones, hasta el último segundo. Nada más lejos de la realidad. El Unicaja suma su tercera derrota, en cuatro jornadas disputadas, tras caer ante el Baxi Manresa por 86 a 90. La imagen mostrada por el conjunto cajista, nuevamente, está muy lejos de ese equipo cuyas aspiraciones son alcanzar la Copa del Rey, alzarse con la Eurocup y llegar a la Euroliga. 

Los encuentros del conjunto de Los Guindos en esta campaña son una paradoja muy real al día de la marmota, siempre la misma historia. Parece repetitivo, pero la realidad es que sin juego interior, sin acierto desde el perímetro y sin defensa, no se puede ganar. Desde que sonó el pitido inicial y el cuadro de Pedro Martínez abrió el marcador con un triple desde los ocho metros, se presagiaba lo peor para el Unicaja. Transcurridos los primeros cinco minutos del encuentro, los de Casimiro ya perdían de ocho puntos. Un pequeño, tirón de los malagueños, encabezado por Axel Bouteille los acercaba en el luminoso, recortando la distancia a tres puntos. Aun así, el plantel verde no pudo evitar llegar al final del primer cuarto con un marcador de 15 a 25. 

Nuevamente se presenciaba ese Unicaja apático, falto de energías y de ideas para llevar el partido a su terreno, para imponer su ritmo. Ni un solo triple anotaron los cajistas en los primeros diez minutos del encuentro. Esto da qué pensar. Llegado el segundo cuarto, el conjunto cajista reaccionó y con un parcial de 10-0 logró colocar la igualdad en el marcador (25-25). Este fue el único momento en el que los malagueños rozaron con los dedos el dominio del partido. A partir de aquí, cuesta abajo.

Aun cuesta entender como un equipo que es capaz de plantarle cara al Barcelona, al menos durante la primera mitad y que es capaz de hacer un partido casi brillante en su estreno de Eurocup ante el Metropolitans, puede cambiar tan rápido su juego en apenas cuatro días. Nada se vio de ese Unicaja que defendía sin fisuras, que acaparaba el rebote y que intimidaba a sus rivales con su juego exterior. 

El Baxi Manresa supo leer a la perfección el encuentro, sabía que, si anulaba las posibilidades del cuadro de Los Guindos para tirar desde la línea de 6’75, tendría todas las cartas a su favor para llevarse la victoria. Sin embargo, Casimiro no supo contraatacar. Es evidente que esta plantilla tiene calidad de sobra para afrontar todos los objetivos que se propone. Puede tener días mejores o peores, como todos los equipos, pero la sintomatología del Unicaja siempre es la misma y la raíz del problema está en el banquillo. 

A falta de cuatro minutos para el final, cuando parecía que todo estaba perdido, el conjunto de Los Guindos reaccionó y comenzó a defender. En pocas jugadas, los malagueños consiguieron recortar la ventaja de 18 puntos de sus rivales para ponerse tan solo a seis puntos por debajo. Francis Alonso y Yannick Nzosa fueron los artífices de la casi remontada. Lo del canterano es de otro planeta. Con apenas 16 años, el técnico cajista se ve obligado a usarlo como vía de escape para tratar de solucionar el partido, y el chaval responde. Nuevamente, 10 puntos para Nzosa, más todo lo que aportó en defensa, siempre con los brazos en alto y molestando a sus rivales. Muchos deberían aprender de él.

El Unicaja tuvo en sus manos el milagro, pero no lo consiguió. Con dos tiros libres de Nzosa el marcador se colocó en 83-87. Desgraciadamente, Brizuela falló el triple que podía reducir la distancia a un solo punto, el partido había muerto. Ahora toca pensar. En las últimas semanas se ha señalado con el dedo directamente a los pívots, que obviamente hoy tampoco se libran de las críticas, porque su nivel juego sigue estando muy lejos del que necesita el equipo. Pero, esta vez es hora de abrir el campo de visión. Casimiro movió su banquillo hasta siete veces en siete minutos. No supo contestar al Manresa, no supo dirigir a sus jugadores y esto no es la primera vez que pasa.