Un doble o nada que sale rana

El Málaga no pudo pasar del empate (1-1) en La Rosaleda ante el Mirandés en un partido con sabor más agrio que dulce por la apuesta de Pellicer en las rotaciones

La jornada intersemanal le pasó factura a los jugadores del Málaga. También a Pellicer, que no acertó con la apuesta inicial en el once frente al Mirandés. El resultado es para estar contentos, visto lo visto, pero las sensaciones son bien distintas a las de Zaragoza y ante el Sporting. En parte, por el engranaje de la sala de máquinas: Escassi y Cristian Rodríguez no funcionaron, y el estado de forma del malagueño es hasta preocupante. El Mirandés sacó petróleo de las dudas de los blanquiazules y la reacción llegó tarde. Mención aparte para el célebre -para los malaguistas- Vicandi Garrido, que no mostró dos cartulinas rojas evidentes.

Pellicer volvió a la defensa de cinco, con dos carrileros con amplio recorrido, pero el ataque funcionó mejor por un lado que otro. Matos estuvo de ’10’, Calero no tanto. Además, Ramón, Yanis y Chavarría descansaron tras el buen partido ante el Sporting, y el equipo lo notó. Jairo aún no está a punto y le sobraron minutos sobre el terreno de juego. Y Caye demostró que es mejor con un punta por delante como en las últimas jornadas. La primera parte fue buena, el dominio se decantó para el Málaga. Y solo 16 minutos de partido tardó el equipo en aprovechar la buena sintonía para adelantarse en el marcador.

Apareció Matos por banda izquierda y sirvió un buen balón para el remate de Jozabed. Su estreno goleador, aunque el VAR dio un sustito por posible fuera de juego del lateral sevillano. Pero poco a poco, debido al cansancio y al cambio de sistema tan rotundo, el Málaga fue perdiendo presencia en el centro del campo, al mismo tiempo que a Escassi se le vio cada vez más con la lengua fuera. Tras el descanso, se veía venir el mazazo, y llegó en una jugada rápida con el disparo de Jirka y el error de Juan Soriano a la hora de repeler ese esférico. Otro punto que subrayar, el de la portería… ¿Por qué tantos movimientos?

El Málaga se deshizo y perdió el control. El Mirandés supo contragolpear y el 1-2 estuvo más cerca que el 2-1. Lombán no lideró como antaño y el carrusel de cambios de Pellicer dio otro aire distinto. Ramón puso la organización y Luis Muñoz, la fuerza. Posteriormente, incluso el poste salvó lo que hubiera sido una derrota la mar de dolorosa y que hubiera llegado de no ser porque el VAR evitó una nueva desfachatez de Vicandi, que señaló un penalti por mano que luego resultó ser cara. El colegiado, del que el malaguismo tiene malos recuerdos por aquel partido ante el Villarreal, debió expulsar a Berrocal por una entrada criminal sobre Chavarría, y a Víctor Gómez por otra entrada sin balón sobre Yanis en el tiempo de prolongación.

Mención especial para Mejías, el único que sostuvo el eje de la defensa y el Mirandés, poco a poco, se fue acostumbrando al ritmo de partido hasta verse satisfecho con un empate en La Rosaleda. Las seis rotaciones no funcionaron, pese a que pudiera ser necesario por el desgaste. Era un partido para ganar, no por subir escalones en la tabla, que también, sino para sumar ante un rival directo por la permanencia de cara a una temporada que se va a hacer larga. Dudas y muchos aspectos a mejorar, pero un punto más. Y ahora, a Son Moix el jueves.

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