Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio

Los más viejos del lugar recordaréis estas historietas del gran Francisco Ibáñez. No eran tan exitosas como Mortadelo y Filemón, agencia de información, pero tuvieron un éxito nacional y analógico.

Hoy, las empresas de chapuzas están haciendo su septiembre con las idas y venidas de las brochas en Martiricos. La feria del bricolaje amenaza con imponer su romería de peregrinación al santo muro de la vergüenza malaguista.

Y nos consta que no se descarta pasar del polo digital y ofrecer la antigua capitanía del puerto a los reyes del esmalte, a la par que nuestro querido FTP empezara a tuitear sobre lo atractivo de la ciudad para TitanLux u otros que pudieran interesar.

Dejando el chascarrillo interiorista, es cierto que se caen las paredes de algunos despachos. Resuena con fuerza el mensaje de una parte de la afición, que está muy a disgusto con lo que ocurre. Es cierto que esto empezó con Guede, pero ya no es solo eso.

La respuesta del Málaga es echar balones fuera: repintar para borrar y acallar lo que el malaguista ha gritado en las paredes. ¿Apruebo el vandalismo? No, lo condeno. Pero no por vándalos suevos o alanos, los bárbaros yerran. Al menos, yo he escuchado su mensaje.

En realidad lo he leído, pero a veces me pongo estupendo escribiendo y me paso de frenada en la retórica… Pero volvamos al tema. Quizás los entendidos en estas cosas, hayan aconsejado que es el momento de sacar una camiseta de apoyo del club. Una petición explícita de refrendar las acciones que los actuales mandatarios y dirigentes precisan de la plebe.

¿Es el momento de pedir más dinero? Porque la camiseta no es gratis y estamos en Septiembre en el puesto 21º de 22. A lo mejor quieren acallar a los que disienten con esta maniobra… No lo sé y no lo entiendo. Supongo que esos asesores que rodean al club están haciendo su trabajo.

El caso es que esto empezó con un problema: la situación del equipo en la tabla clasificatoria. Y ya se le han sumado la poca o ninguna confianza de parte de los malaguistas en los gestores del club para solventar el descontento con la afición. Pinta regular la cosa.

«Si de gana, se arregla todo», se escucha desde algunos mentideros. Espero que en algún momento se piense en sanear bien el club y dejar de dar tantas manos de pintura.

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