La casualidad injusta de los despachos con el CD Rincón

El fútbol le está empezando a deber mucho a un club modesto como es el Rincón, afectado por algunas decisiones en dos temporadas consecutivas

No es sólo por patria chica ni por sentimientos de la camiseta que un día defendí, lo es por justicia. Un club malagueño se ha visto afectado por dos decisiones federativas de manera consecutiva, quedándose en ambos casos a las puertas del objetivo deportivo, el Club Deportivo Rincón. La temporada pasada, los descensos en cadena desde el Grupo IX de Tercera División, le llevaron a División de Honor Andaluza, aun habiéndose salvado en los terrenos de juego. Pero, entonces, la Federación entendió que no podían hacerse los grupos supernumerarios y lo descendió junto a Alhaurino y Juventud de Torremolinos. Comenzó, entonces, un intento de negociación para que los restantes equipos que se habían salvado tras la medida federativa entendieran lo injusto de la medida, pero en su mayoría se negaron a la ampliación del grupo, esgrimiendo que eran muchos partidos, que si los gastos, que si los viajes, que si el descanso, que si la abuela fuma… El caso es que los rinconeros descendieron

Este año, en plena lucha por el ascenso y con mucho en juego, aún aparece el parón de la competición y el club se queda con las ganas de pelear en los terrenos de juego por el ascenso. La Federación vuelve a tomar la decisión de ascender a los dos primeros y, en el caso del Grupo IX, al tercero, quedándose el club rojillo de nuevo a las puertas del objetivo.

En esta ocasión parece que manifestar la injusticia de la medida es políticamente incorrecta por lo extremo de la situación, pero parece que quedarse a las puertas de la salvación primero y del ascenso después es un duro castigo. Más aún cuando algunos de los equipos que el año pasado lucharon porque no hubiera un grupo de 22 en Tercera ahora no han dicho esta boca es mía porque le convenía a sus intereses.

Que no hayan descensos puede parecer una medida positiva, pero, a mi juicio, no es del todo justa. A los equipos que han ascendido se les premia por estar en la jornada en la que se paró la liga en puestos de ascenso, y a los que lo han hecho mal y ocupaban el descenso se les premia con la salvación. Ni uno ni otros han cumplido objetivos porque quedaban partidos y muchos puntos por jugar, los mismos que para poder salvarse en el campo como abandonar los puestos de ascenso. Pero la doble vara de medir de la Federación se ha vuelto a poner de manifiesto, si el año pasado se mostró del todo intransigente en una situación excepcional que afectó a muchos equipos a los que se descendió de manera injusta, aún habiendo logrado los puntos necesarios para hacerlo este año en cambio, con unas condiciones mucho más desfavorables por lo crítico de la situación del país, si se premia a los que estaban, en algunos casos, descendidos desde hace meses.

Llámele el lector como quiera, casualidad, mala suerte, no hacer los deberes… pero el caso es que el fútbol le está empezando a deber mucho ya a un club modesto como el CD Rincón. Francisco Jiménez, Antonio Díaz, Carlos Pérez, el entrenador Francis Bravo y la plantilla merecen otro tipo de justicia deportiva. La aleatoria, la empleada por la Federación, parece que le ha dado la espalda. Habrá que apretar los dientes y aferrarse al ancla del escudo de equipo marinero que porta esa camiseta para ascender y tapar alguna boca.

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