Queriendo despedirme de mis compañeros en persona, el entrenador me pidió que bajara del autobús, comunicándome que no quería verme. Lamento que, contrariamente a acuerdos anteriores con el portavoz de prensa, no se haya emitido ningún anuncio conjunto en los medios de comunicación. Lo lamento así, pero tengo que comentarlo. Para obtener el respeto de la gente, primero debes respetarte a ti mismo. No puedo permitirme que me traten de manera perversa. Entregué mi corazón en la pista de baile y en el camerino por esta representación y representé con orgullo los colores nacionales.

En estas circunstancias, es hora de terminar este gran capítulo de mi carrera. Desde este lugar me gustaría agradecer a todos los que han jugado hombro a hombro conmigo con un águila en el pecho durante años y a la maravillosa afición que me ha sido un gran apoyo. Os deseo lo mejor a todos los que integran la selección polaca. ¡Os apoyo de todo corazón en la lucha por Tokio!»