La actuación arbitral en La Rosaleda ha vuelto a poner en la picota de la opinión pública el bajísimo nivel de los trencillas en el fútbol nacional. Una imagen que queda mucho más deteriorada ante su descarada incompetencia para usar la herramienta que supuestamente iba a ayudarles a ser más justos.

El gol del CD Tenerife no debió subir al marcador. Lo dicen todos los árbitros, y en el supuesto caso que el colegiado no lo hubiera visto debió ser el VAR el que le enmendara el error al trencilla riojano. Es eso mismo lo que hace levantar mucho más las polémicas. Antes cuando el árbitro se equivocaba siempre se recurría al famoso factor humano, a aquella famosa frase: «Si fallan los delanteros que cobran millones, ¿no van a fallar los árbitros?«. Ya no tienen esa excusa y por eso fallan desde la sala VOR, para poder justificar sus incompetencias con los errores humanos. Las máquinas no pueden fallar. Las imágenes, vistas desde la tranquilidad y sin la tensión del partido, no pueden llevar a engaños. De ahí que, cuando no se arbitran jugadas como las del gol tinerfeño, el personal se enfade, se creen polémicas, se auspicien teorías conspiranoicas a lo Cuarto Milenio. El respeto del cuerpo arbitral está perdiéndose, ya que cada vez son menos creíbles.

A todo esto hay que añadir que la tiranía de LaLiga de Javier Tebas, al más puro estilo del Caudillo, se ha centrado en parar cualquier polémica con la actuación de los trencillas amenazando y castigando a cualquier protagonista que opine algo contrario a sus intereses. La Ley Mordaza en el fútbol patrio, instaurada por ese cacique con pasado en una formación política tan antidemocrática como Fuerza Nueva, de la que fue representante en los medios de comunicación, fue también Jefe Provincial de las juventudes ultraderechistas Fuerza Joven en Huesca a finales de la década de los 70. Para los más jóvenes, Fuerza Nueva era un partido político fundado por Blas Piñar como contrapartida a la reciente muerte del dictador Francisco Franco y el inicio de la Transición. Fundado en 1976, la intención de la formación era la continuación de los principios políticos de la dictadura franquista y la lucha contra la democracia. 

Fiel a las ideas totalitarias y en busca de eliminar la acción de sus rivales políticos, Fuerza Nueva usó la violencia como herramienta. Con estas bases, ¿alguien duda de que es lógico que su tendencia sea que no exista la libertad de expresión? Este es nuestro fútbol, un miserable estado de coacción continua en la que el beneficio siempre es para los mismos, mientras que para el pequeño son siempre las migajas y al que le tratan con las más sanguinarias tácticas pseudo mafiosas. Una liga para los que más tienen y que siguen aplastando a los que aspiran a ser algo más grandes. La ideología más capitalista puesta al servicio de los mismos de siempre.

Kiko García Delgado

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