Los que llevamos meses anunciando el descenso de las prestaciones del equipo, la incapacidad de generar y de finalizar ocasiones, desgraciadamente, hemos comprobado que no estábamos equivocados. Estamos en un punto de no retorno. Desalojar el banquillo de su actual inquilino parece ya una opción tardía, afrontar el ‘play-off’ con garantías de ascenso con la actual dinámica que tiene el equipo parece una auténtica quimera.

Así no se puede. No hay respuestas por parte del plantel a los intentos de mover cosas de un técnico incapaz de solucionar las carencias de creación del equipo. Pellicer, que ya de por sí siempre ha sido un entrenador con unas ideas sencillas en la confección de su modelo de juego, se encuentra en un momento en el que no da con la tecla.

Cambios continuos en el once, con apariciones de secundarios en un rol de primeros actores, el cambio de sistema en San Fernando y sus mensajes manidos y vacíos en las ruedas de prensa colocan en la guillotina de los entrenadores de fútbol a un míster que tiene muchas cosas buenas, pero al que parecen habérsele acabado tanto las ideas como los mensajes.

Las caras, que son el espejo del alma, dicen mucho sin decir y las de estos últimos partidos en el seno del equipo y los miembros directivos del club dicen mucho, mucho más de lo que quisieran contar. Ser entrenador del Málaga no es lo mismo que del San Fernando, el nuevo Dortmund de la bahía, ser entrenador del Málaga no es lo mismo que ser entrenador del Mérida ni siquiera que del Murcia. Aquí se valoran los logros de otra manera, como debe ser.

No se trata de gustar más o menos, hemos estado soportando la nula creatividad y vistosidad del juego pírrico del equipo por mor de unos resultados que maquillaban la incapacidad de convencer del sistema, el estilo y modelo de juego durante todo lo que va de temporada pero que siempre alentaban y anunciaban lo que ahora está pasando. Que así no nos da.

Ni los más Pelliceristas pueden defender al técnico quien está viviendo sus horas más bajas con el equipo. El barco de Pellicer se queda solo y nos piden que seamos como los músicos del Titanic que siguieron tocando mientras se hundía el barco que dijeron que era insumergible. Pues no, ni queremos, ni podemos, ni debemos tocar el vals de las olas aguardando a que el majestuoso barco que diseñó el Málaga a primeros de temporada se hunda. Algo habrá que hacer más allá de esperar un milagro divino.

La suerte no está echada y san se acabó. Quedan tres semanas para que se juegue la primera final de la temporada, se pueden hacer muchas cosas y no todas son cambiar al técnico. Aunque es lo más habitual cambiar dinámicas. Cuando estudiaba me enseñaron a que cuando se escribía un artículo de opinión había que intentar llamar la atención del lector en el inicio y en el cierre con un mensaje original a modo de cierre. Voy a mandar al carajo a mis profesores porque no estoy con ánimos ni creo que sea oportuno comerme la cabeza para ser original, solo diré: hagan algo de una santa vez.

Kiko García Delgado

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