Así no Unicaja, así no

Los cajistas naufragan en tierras canarias en uno de sus peores partidos de la era Katsikaris y pierden una oportunidad de oro de asentarse en la octava plaza 

El Unicaja tenía ante sí el partido que podría marcar un punto de inflexión en lo que queda de temporada. Ganar al Lenovo Tenerife suponía una inyección de moral para el equipo y asentarse en la octava plaza de la tabla para seguir fuertes en la lucha por entrar a los Playoff. Sin embargo, todas esas especulaciones quedaron en eso, especulaciones, un simple sueño, ya que el equipo ha firmado uno de los peores partidos de la temporada ante un conjunto aurinegro infinitamente superior desde el minuto uno.

Con el pitido inicial, los de Txus Vidorreta salieron a la pista del Santiago Martín como una auténtica apisonadora. En un abrir y cerrar de ojos los canarios ya habían colocado el 12 a 2 en el marcador. Katsikaris pidió tiempo muerto para intentar arreglar el despropósito que se estaba viendo sobre el parqué, pero fue imposible. En los primeros 10 minutos tan solo se puede salvar la actuación de Jaime Fernández y Malcolm Thomas. El madrileño luchó contra viento y marea para tratar de recortar distancias desde la línea de triple, mientras que el pívot se posicionó como el único jugador que trataba de capturar algún rebote (24-24).

El segundo parcial fue el único momento del encuentro en el que parecía que los malagueños podrían intentar hacer algo en este encuentro. El rebote ofensivo mejoró mínimamente, aunque tampoco era muy difícil teniendo en cuenta que en el primer cuarto tan solo se capturó uno. Axel Bouteille y Jaime Fernández continuaron dirigiendo el ataque cajista, pero el Tenerife no bajó la guardia ni un solo momento, haciendo que cada balón que pasaba por su manos acabase en canasta. Lo único positivo que se podía sacar de la primera mitad es que la distancia en el marcador aún se podía salvar (39-29).

Con el reinicio del encuentro llegó la hecatombe. El Lenovo Tenerife hizo una auténtica sangría al conjunto cajista desde el tiro exterior. La falta de concentración y de ganas por parte de los visitantes permitía a los canarios encontrar espacios libres para entrar a canasta con demasiada facilidad. El trío formado por Doornekamp, Shermadini y Guerra hizo que el Unicaja se topase con un muro infranqueable en cada una de sus jugadas. Los minutos pasaban y la distancia en el luminoso cada vez era mayor. Con los 16 puntos de ventaja para los de Vidorreta, el Unicaja desapareció del Santiago Martín. Sin ganas, sin fuerza, sin ilusión, como si no se estuviese jugando nada, como si la temporada ya hubiese terminado, así acabaron los cajistas su partido.

79 a 61 y de vuelta a Málaga con la cabeza muy muy baja. Los malagueños han viajado a Canarias para demostrar que este proyecto está muerto y que los problemas extra deportivos están cada día más presentes en la cancha. Sin defensa no hay ataque. La plantilla debería grabarse esto a fuego ya que si quiere salvar este despropósito de temporada deberá empezar a defender, como mínimo.

Poco se puede salvar de este encuentro donde se ha echado demasiado de menos a Yannick Nzosa, un jugador que al menos levanta los brazos para defender y coger algún rebote, porque hay que destacar (para mal) que Unicaja tan solo ha capturado 6 rebotes ofensivos y 19 defensivos. Quedan siete finales, siete partidos que pintan muy negros si la propuesta de juego es la que se ha visto en el Santiago Martín.

Redacción

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