El Málaga reanudó la competición con una derrota ante el Huesca en La Rosaleda que reflejó que la vida sigue igual tras el periodo de cuarentena

Había ganas entre el malaguismo de volver a sentir el fútbol en La Rosaleda. Pero lo que apuntaba a ser un regreso triunfal, solo por el mero hecho de ver de nuevo rodar la pelota, acabó siendo una pesadilla vestida de rojo y con nombre y apellidos: Álvaro Moreno Aragón. La vida sigue siendo igual para el Málaga CF, en todos los sentidos: LaLiga le sigue tomando por el pito del sereno, los árbitros vuelven a faltar el respeto una vez más al equipo y a la afición y, nuevamente, la defensa queda ridiculizada por sus propias deficiencias.

Era un día especial por Martiricos. En juego, tres puntos clave por la permanencia, pero la realidad es que el sentimiento presente sobre el césped tras un parón incomparable resultó un factor esencial en determinados momentos del encuentro. Y eso es en lo que falló el Málaga, principalmente, como de costumbre. El equipo desconecta en situaciones puntuales y acaba dejando marchar un duelo que, por merecimiento, no debía conformar tal castigo. El Málaga debió, al menos, puntuar ante un digno Huesca, aunque errático al igual que su rival blanquiazul.

Tres minutos necesitó el Málaga para desechar la oportunidad de arrancar con buen pie. Un centro sin peligro de Pedro López pilló desprevenido a un lento Cifu, en cuya espalda rebotó un esférico que acabó siendo voleado por Ferreiro. Mucho más pudo hacer Munir, que siembra de nuevo la duda sobre su figura y su incontestable titularidad bajo los palos. El linier hizo dudar un momento sobre la validez del gol por posible fuera de juego, pero era legal y el 0-1 ascendió al electrónico. El dominio pronto se inclinó hacia el Málaga. Las intenciones eran positivas, pero la práctica dejó que desear. Con lo complicado que es ver un gol en este nuevo fútbol… pero con el Málaga todo es posible.

Juan Carlos le tendió la mano a los de Pellicer en el 25′ de partido. El jugador del Huesca se autoexpulsó con una entrada criminal sobre Tete Morente, el mejor del Málaga en líneas generales, al menos el más incisivo. Pero al Málaga le costaba transformar su superioridad territorial en ocasiones reales de gol. Las bandas ayudaron en esa tarea. Lo mal que estuvo Cifu en defensa lo compensó con buenas apariciones ofensivas, y de sus botas a punto estuvo de llegar la asistencia a Sadiku en boca de gol. El albanés no tuvo su día y se notó que su forma física no es la óptima para hacerse hueco entre una pareja de centrales de mucho nivel.

De la presión llegaron las mejores opciones para el Málaga. Tete robó el balón a Josué Sá en el centro del campo y, tras asistencia de Juanpi, el gaditano fue objeto de penalti. Sadiku lo transformó casi al filo del descanso y parecía subrayar un punto de inflexión en el partido. Pero entre Diego González y el colegiado Moreno Aragón se encargaron de cambiar esa tendencia por completo: el central movió el brazo para tocar a un astuto Raba que, además de engañar al malaguista, enredó al trencilla para que señalara una pena máxima que volvió a poner en ventaja a los oscenses. 1-2 al descanso, y a base de mazazos negativos.

A partir de ese momento, todo fue cuesta abajo. Señalado quedó Diego González, que tenía amarilla y fue sustituido por Hicham, que demostró estar muy verde aún. Tampoco estuvo fino Adrián, ni físicamente ni mentalmente. La propia imposibilidad del Málaga en algunos aspectos (como la calidad y cantidad de su plantilla, las bajas, etc.) determinó el resultado final, pero Moreno Aragón y el VAR se encargarían de darle la estocada definitiva con una expulsión irrisoria, absurda y, podríamos decir, insultante. Rafa Mir se tiró a una piscina invisible y el arbitraje español quedó nuevamente en evidencia. Lombán, expulsado y Pellicer, contra las cuerdas el próximo lunes para formar una zaga con rigurosidad.

Muchas lagunas y pocas noticias positivas para el Málaga. Munir, a la salida de un córner, falló y Rafa Mir sumó al marcador el 1-3 final. El Málaga cae por sus propios miedos y dificultades. Moreno Aragón, otro nombre más para el muro de las lamentaciones arbitrales en La Rosaleda. El descenso, un poco más cerca. Y Pellicer, con más de un quebradero de cabeza para la próxima jornada. Pero esto solo ha hecho que empezar y Tenerife será la primera salida posconfinamiento.

Pablo Gil Mora

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