Un año sin Peiró

El madrileño fue el artífice del primer sueño europeo que vivió el malaguismo

Puede que no exagere si digo que Joaquín Peiró es el entrenador más importante de la historia del Málaga CF. Entre el malaguismo existe un cierto debate en quién ha sido el mejor, teniendo en cuenta las circunstancias, el recorrido y los datos de cada uno, pero en importancia, no existe debate.

El madrileño aterrizó en la capital de la Costa del Sol en el verano de 1998, cogiendo a un equipo recién ascendido a la Segunda División del fútbol español con 18 caras nuevas en su plantilla. Entre el malaguismo se creó una cierta división por su contratación, y es que su antecesor, no siguió en el cargo pese a subir al equipo desde la tercera categoría, pero pronto, esas dudas fueron desapareciendo gracias al fútbol que practicó durante aquella temporada el conjunto malaguista.

Martiricos se enamoró de aquel juego vistoso y atrevido que proponía su equipo, y es que el técnico le dio una identidad al club de la que todos se sintieron orgullosos. El club ascendió holgadamente, quedando campeón de la categoría y creando unas bases sobre las que se construyó uno de los mejores Málaga de la historia. Tras el ascenso, el conjunto malaguista siguió enamorando a su afición con su juego y resultados, realizando campañas inolvidables y logrando resultados históricos.

En 2002 tocó la cima consiguiendo la Intertoto, que le dio a los boquerones la posibilidad de pasear su escudo por Europa. El método Peiró caló en la UEFA, llegando a derrotar a históricos rivales y a pasar eliminatorias que acercaron a una final al cuadro malaguista.

Finalmente, el Boavista eliminó al Málaga CF en una agónica tanda de penaltis de cuartos de final, despertando así del primer sueño europeo que vivió la capital de la Costa del Sol.  Joaquín dejó el banquillo en 2003, rompiendo así un vínculo de cinco años con una afición que jamás olvidará el fútbol que desplegó su equipo comandado por el técnico madrileño.

Hoy, 18 de marzo de 2021 se cumple un año de su fallecimiento, y por culpa de la pandemia, su afición malagueña no ha podido despedirle como se merecía. Los que vivieron aquella época deberán contar su historia, y enseñarle a sus hijos quién fue el hombre que cambió la historia de este club, porque el legado que dejó Don Joaquín no debe borrarse jamás de Martiricos.

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